Flotan verdades de tu indiferencia
y se funden los aromas de mi isla verde,
el jazminero está lleno de flores
y las rosas acompañan mi mesa diariamente.
Ya no están los sucios amores,
que descansan serenos, en tumbas
que nadie visita,
y cualquier sarcasmo
gobierna la lengua inaudible
de los muertos vivos.
El color de la noche,
hace que las curvas del camino,
acompañen los pasos próximos,
y la luz de la luna
dibuja una silueta nueva,
vestida de mil colores.
Es el cazador del tiempo.
Todos los instantes siguientes,
dejarán de empañarse con la amorfa
y antigua imagen de un ser desprotegido,
que no tiene más tiempo,
y sólo lo acompañan tristes olvidos.
Debajo del farol de esta calle antigua
Iiuminada para verlo llegar a mi manera,
espero al cazador del tiempo,
y haremos juntos todas las fogatas necesarias,
para ver arder el cuerpo de los muertos.
Lucía Serrano
viernes, 30 de marzo de 2012
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